Aythami y Borja Fernández, hipotéticos suplentes en el once ideal de la temporada de José Luis Oltra, fueron los autores de los tantos de la victoria contra el Córdoba. Alfonso Núñez analiza en su columna ‘Desde la tele’ el papel de los menos protagonistas.
El encuentro ante el Córdoba era un partido clave. Solo valía ganar para mantener la espectacular racha de resultados y mandar el mensaje casi definitivo a nuestros más inmediatos perseguidores. El ritmo que ha puesto el Dépor en estos cuatro últimos meses es inalcanzable para el resto de equipos. No fue un encuentro sencillo, pero aparecieron los secundarios y colocaron la victoria número 21 en el casillero deportivista.
El mayor mérito de José Luis Oltra es el hecho de mantener al vestuario vivo. Es muy complicado lograr un ascenso utilizando once jugadores, y el valenciano ha conseguido que cada jugador entienda su rol dentro del equipo. Borja y Aythami fueron los goleadores ocasionales de una buena tarde de fútbol.
El Dépor de hoy en día recuerda a ese ciclista capaz de marcar un ritmo fijo en una ascensión. No parece explosivo, pero nadie puede alcanzarlo. No es sencillo inyectar a los futbolistas esa idea de ganar cada fin de semana, a pesar de que la ventaja aumente con el paso de las jornadas. A lo largo de estos últimos años, la Segunda División ha contemplado verdaderos hundimientos de equipos, que prácticamente habían ascendido en el mes de febrero. Oltra, siempre prudente y sin hacer mucho ruido, ha juntado un vestuario con hambre de victoria y se ha ganado al público de Riazor. No hay más que ver cómo el banquillo celebra los goles y cómo la afición sigue dando lecciones cada fin de semana.
No por repetida debe ser olvidada esta reflexión. La comunión entre equipo e hinchada vive uno de los momentos de mayor identificación en la historia del Dépor, que empieza a representar “el descenso perfecto”.