Vuelve una semana más a Riazor.org la columna de Alfonso Núñez, en donde analiza la importancia de la última eliminatoria del Fabril y el porvenir de los canteranos blanquiazules en la primera plantilla.
Érase una vez un equipo joven que soñaba con lograr el ascenso a Segunda División B. Allá por el mes de julio de 2012, un conjunto liderado por José Luis Devesa en el banquillo iniciaba un largo camino hacia el éxito.
El gran número de cambios que afectaron a este grupo provocó que los inicios no resultaran del todo fáciles. La afición deportivista, con la mente puesta en el regreso del primer equipo a la máxima categoría, veía cómo el filial vivía una temporada complicada.
Con el paso de los meses, el Fabril mejoró y los resultados llegaron en forma de playoff. Las buenas noticias se acumulaban en una plantilla a la que muchos empezaron a mirar con lupa a medida que las victorias iban aumentando en su casillero. Esta buena racha de resultados coincidió con la mejoría del primer equipo. Sin embargo, las casualidades del destino, provocaron que el mismo fin de semana en el que la afición herculina lloraba por el descenso de su equipo, los chicos de Devesa lograran de manera muy meritoria la clasificación para la segunda ronda de de eliminación con un agónico resultado ante el Cornellá.
Muchos aficionados ya intuyen la valía de los Insua, Luis Fernández, Romay, Bicho, Lemos y compañía, un grupo de jóvenes que desprenden deportivismo desde su infancia. El desmantelamiento del primer equipo ha impregnado a estos jugadores de la ilusión necesaria para derribar el muro que separa el fútbol casi amateur del profesional.
La buena temporada de los chicos ha tenido premio. Éste consiste en jugar el último partido en casa, en Riazor. La decisión ha salido de un vestuario al que muchos aconsejaban no cambiar el campo de Abegondo por el de Riazor. Su postura resulta comprensible y por ello toda la afición debe responder este domingo. El ascenso se convertiría en un premio muy merecido para unos jugadores que en pocas semanas se incorporarán a la disciplina del primer equipo.
Pase lo que pase en este último obstáculo hacia la categoría de bronce del fútbol español, el rendimiento del Fabril roza el sobresaliente. Abegondo es el futuro del Dépor y esta generación de futbolistas opositan para convertirse en los primeros líderes de esta pequeña revolución deportiva que vive nuestra entidad.