Es el turno del Levante en ‘Adelante’. Los Ballesteros, Martins e Iborra, con algún viejo amigo como Munúa, visitan Riazor, guiados por JIM. El equipo revelación de la pasada campaña que está sorprendiendo otra vez.
El Deportivo recibe al Levante en la jornada 12. Dos equipos que comenzaron la temporada con el objetivo de estar en la zona tranquila de la tabla, pero que han comenzado de forma muy desigual. Los blanquiazules pelean por escapar de la zona baja. Los valencianos, europeos por primera vez en su centenaria historia, no quieren dejar de soñar.
Contexto. Un proyecto sólido. Ejemplo entre los humildes.
El Levante es, desde la llegada de Quico Catalán en 2010 un club referente para los modestos en España. Ha sobrevivido a un proceso concursal y se ha reinventado hasta alcanzar lo que muy pocos equipos españoles logran: la viabilidad económica. Y ello unido a un sólido proyecto futbolístico que juega este año competiciones europeas por primera vez en su historia. Y tan solo una falta de punch final evitó que fuese la Champions. A todo ello ayuda de forma decisiva la maestría de Manolo Salvador en la silla del Director Deportivo, que cada verano se ve obligado a inventar una nueva fórmula mágica. Y lo consigue. Sabe el tipo de jugadores que necesita. Y ha sabido confiar en Luis García Plaza, primero, y Juan Ignacio Martínez, después, para llevarlo a la práctica.
Nombres propios. Once soldados. Un equipo unido en torno al mismo fin.
– El ‘crack’: Sergio Ballesteros. No es el central más elegante de su generación, pero pocos hay más efectivos que él. A sus 37 años, es imprescindible en el esquema de JIM. Es el auténtico alma del Levante, el líder sobre el que ha edificado su proyecto el equipo revelación de la pasada campaña. Apenas ha perdido condiciones respecto a sus años en Tenerife, Rayo, Villarreal y Mallorca, y la experiencia se convierte en un factor diferencial. Un auténtico solucionador de problemas en la zaga valenciana. No de la forma más ortodoxa habitualmente.
– El ‘muro’: Munúa. Tras siete años en el banquillo deportivista, y tras un breve paso por el Málaga, se ha consolidado en Europa en el Levante. Portero completísimo, de esos que transmiten una enorme seguridad a sus compañeros.
– El ‘cerebro’: Iborra. Canterano transformado en referente del equipo desde el centro del campo. Él es quién mantiene el balance defensa – ataque en el juego de su equipo. Centrocampista posicional, con un físico imponente, que ha sonado para los grandes.
– El ‘killer’: Obafemi Martins. Punta veloz y habilidoso, que aterrizó en el Levante para reencontrarse con su carrera. Allí, toda la confianza anotadora se deposita sobre él. Y no está fallando. Sigue la senda de Felipe Caicedo y Arouna Koné.
El dato. Optimiza los goles. Ni de los más anotadores ni de los menos anotados.
Tras 11 jornadas, el Levante ocupa el 6º lugar de la tabla. Es, sin duda, un gran comienzo de temporada el de los valencianos, si bien han recibido tres goles más de los que ha anotado. Este hecho habla de lo bien que el Levante escoge sus goles. El Osasuna, por ejemplo, ocupa el último lugar de la tabla, mientras que su balance goles anotados – goles recibidos (-4) en tan solo ligeramente peor que el del Levante.
Un momento histórico. Temporada 2011-2012. El camino de Europa.
No hay que irse muy lejos para encontrar la mejor temporada de la historia del Levante. Tan solo hay que mirar un año atrás. Las perspectivas no invitaban al optimismo en verano de 2011. El técnico Luis García Plaza había abandonado el equipo en busca de retos mayores tras ascender el equipo y mantenerlo en Primera. La permanencia se había logrado, en buena medida, gracias a los tantos de Felipe Caicedo, que también se marchó del Levante ese verano. El club apostó por Juan Ignacio Martínez y Arouna Koné como sus relevos y éstos lograron lo que parecía imposible: mejorar el rendimiento. Y el equipo firmó una temporada histórica que culminó en el 6º puesto, que abría al Levante las puertas de Europa, por primera vez en su historia. Fue el claro equipo revelación del campeonato.
Una leyenda. Juanito Puig. El Trencatobillos.
Juanito Puig llegó al Levante con 12 años. Lo abandonó con 38. Casi tan pronto como llegó al primer equipo, se convirtió en capitán. Es un one club men. Pero no porque no le quisiesen otros equipos. Incluso sus últimos cuatro años en el Levante los vivió en el banquillo. Dicen, hablamos de la primera mitad del siglo pasado, que recibió jugosas ofertas del eterno rival, el Valencia, que multiplicaban su sueldo en el Valencia. Pero que, con malas formas, respondió que no. Y que también preguntó por él el Barcelona, recibiendo la misma respuesta. Era un jugador de raza, con fama de jugador duro -de ahí su apodo, el Trencatobillos, aunque a él no le gustaba porque decía que nunca había lesionado a nadie de gravedad-, aunque no exento de clase. Con él como líder, el Levante conquistó diversos torneos de ámbito regional -antes de que comenzase la Liga- e incluso la Copa de la España Libre, un torneo por el que pelearon su reconocimiento como título oficial, sin éxito.
Un lazo blanquiazul. La intrahistoria del ascenso. Momento idóneo para romper la racha.
Aunque la hinchada herculina se acuerda principalmente del encuentro ante el Murcia como el recuerdo del histórico ascenso de 1991, es difícil explicar ese desenlace sin lo que ocurrió la semana antes en Valencia. El Deportivo llevaba doce partidos sin ganar fuera de casa cuando visitó al Levante. Riazor era un fortín, pero doce encuentros consecutivos sin obtener los tres puntos como visitante eran una losa enorme que dificultaba enormemente el objetivo. En campo del Levante, solo valía ganar para seguir aspirando al ascenso. Y los pupilos de Arsenio Iglesias lo lograron gracias a los tantos de Aspiazu y Villa. Así se convirtió en decisivo el partido ante el Murcia, que se encontraba 2º, por delante del Dépor.