El (tercer) debut de Lucas Pérez con el Dépor acaparó los focos del encuentro ante Unionistas de Salamanca del pasado domingo. El atacante de Monelos regresaba a Riazor como jugador 4 años, 7 meses, y 24 días después de su último encuentro en el estadio coruñés como jugador blanquiazul.
En todo ese tiempo, Pérez ha evolucionado como jugador. Sus pasos por West Ham, Alavés, Elche y Cádiz han transformado al nuevo delantero deportivista en un futbolista con menos frecuencia a ir al espacio y más a pedirla al pie. En un segundo punta más que un ariete. Sin embargo, en sus primeros minutos de nuevo en el Deportivo, Lucas Pérez fue único delantero de un equipo que formó 4-3-3 en ataque.
¿Significó eso que Lucas Pérez estuvo únicamente enfocado a estirar al equipo y al remate, como hacía Max Svensson? No, para nada. Con el ‘7’ como punta, el Deportivo ganó a un delantero de un perfil diferente al catalán. Porque siguió teniendo cierta amenaza al espacio como la que otorga el ariete cedido por el Espanyol. Pero ganó a otro hombre capaz de mejorar el circuito asociativo del equipo. Y además, sumó una gran capacidad de remate. Lucas Pérez fue música clásica, pero también rock n’roll.
El Lucas Pérez constructor
Este Lucas Pérez participa mucho en el juego de su equipo. Y en un Dépor con un modelo altamente asociativo, no iba a ser menos por mucho que jugase en punta. El de Monelos recibió 52 pases ante Unionistas, siempre según Wyscout. Más que Quiles (29), que Mario Soriano (34) y que la media de Svensson en los partidos en Riazor (11,6) partiendo de la misma posición.
Así, el coruñés fue el atacante más participativo. Como hacía habitualmente en el Cádiz, dio muchos apoyos e incluso en ocasiones bajó su altura como si fuese un mediocentro más. 45 de sus 53 pases intentados fueron buenos.
Pero claro, si Lucas Pérez participaba mucho en el juego, otros debían ocupar su espacio. Así sucedió. Quiles perdió protagonismo en la construcción a costa de compensar los movimientos de apoyo de su nuevo compañero. Casi cada vez que Pérez descendía, Quiles se demarcaba al espacio u ocupaba la zona que dejaba libre el de Monelos. Algo parecido, aunque no de una manera tan evidente, sucedió con Mario Soriano.
Los dos ‘falsos extremos’ del Deportivo tenían que ser agresivos si Lucas decidía participar y sacar al central de zona. El Dépor no encontró apenas jugadas de tercer hombre y cuarto hombre para colocar en situación de gol a Soriano o Quiles, pero el entendimiento apunta a ser evidente. No podía ser de otro modo.
El Lucas Pérez ‘rupturista’
Pero en un encuentro contra un rival defendiendo en un bloque muy junto y poco agresivo, era necesario alguien que amenazase al espacio, bien fuese para recibir a la espalda de la zaga a la carrera o para generar espacios para sus compañeros. Y ese también fue, por momentos, Lucas Pérez.
El delantero herculino fue el primero en estirar al equipo en las pocas transiciones ofensivas de las que dispuso el Deportivo con 0-0. Unionistas apenas tuvo el balón. Y si no lo tienes, no lo puedes perder. Eso provoca que las opciones de contraataque sean mínimas. Pese a ello, el Dépor dispuso de alguna y ahí, Lucas trazó desmarques desde dentro hacia fuera para recibir en los carriles exteriores y atacar, con más espacio y en diagonal, la portería.
Más allá de ser esa primera amenaza al contragolpe, Lucas Pérez también atacó la espalda de la defensa ‘a lo Svensson’ en diversos momentos. Un ejemplo claro fue el 1-0 que anotó él. Aunque sobre todo fue a partir de ese gol, con la zaga de Unionistas mucho más alta, cuando se vio al Lucas más agresivo. Había espacio y el ‘7’ lo detectó.
El Lucas Pérez llegador
Por último, en el tramo final del partido, Lucas Pérez ejerció como mediapunta en 4-2-3-1 para dar cabida tanto a Max Svensson como a Yeremay y Kuki Zalazar. Fue ahí, en un contexto muy favorable con el partido ya ganado y mucha libertad, cuando el de Monelos participó más. A partir del minuto 76 recibió 21 pases, cerca del 40% del total de su partido.
Más allá de su presencia en el juego para dormir el choque, esa posición permitió a Lucas Pérez ejercer como llegador al área. Ya no estaba, sino que aparecía. Precisamente así marcó su segundo gol. Kuki generó la ventaja, Svensson y Álex Bergantiños (!) hundieron a la defensa buscando el remate en el área pequeña, y el de Monelos apareció en segunda oleada para controlar, marcar y poner en pie a Riazor, cerrando así un debut idílico.