El Dépor vivió ayer uno de los días más importantes de su historia reciente al anunciar el acuerdo de financiación con Abanca. Este nuevo escenario es importante para el club coruñés, cuyo panorama económico a largo plazo mejora al no tener que convivir con la guillotina de Hacienda sobre su cuello, pero sabiendo también que el impacto de esta operación ya podrá notarse de forma inmediata en este mismo mercado de verano.
La primera consecuencia será el aumento del tope salarial. El Dépor venía acusando las cargas contraídas con la AEAT en el convenio, lo que siempre lo colocaba a la cola de Primera en lo que se refería a dinero para confeccionar la plantilla. El club sigue teniendo deuda que saldar, pero el plazo para afrontar ese pago pasa de 5 a 15 años, lo que reduce también las cantidades anuales a desembolsar.
Tino había afirmado que la dirección deportiva trabajaría «con un plan A y un plan B», pero ahora ya sabe que podrá centrarse en el escenario más optimista, ese que le permitirá al club pasar de un techo de gasto que rondaba los 24 millones a otro que, a falta de confirmar por parte de la LFP, superará ampliamente los 30 millones.
Pero esta nueva situación no sólo afecta a las entradas, sino también a las salidas. Tal y como recogía el convenio, el 25 por ciento de cualquier ingreso extraordinario que tuviera el Dépor debía ir a parar a Hacienda. En este apartado se incluían los traspasos, por lo que la entidad blanquiazul debía repartir con el fisco el dinero de cualquier venta, como sucedió el pasado verano con Lucas Pérez.
Al haber saldado por completo sus compromisos con la administración pública, el club podrá ahora llevarse la totalidad de lo que ingrese por sus activos, lo que sucederá, sin ir más lejos, en el caso de Insua. Curiosamente y aunque la venta del canterano al Schalke 04 se anunció ayer, el propio Dépor anunció que el acuerdo del traspaso sería con efecto a 5 de julio. Esto le permitirá empezar a beneficiarse de su nueva situación económica desde ya mismo.