Si un entrenador profesional tuviese que construir un mediocentro perfecto, la madurez sería probablemente una de las características que exigiría como fundamentales. No es un talento innato, sino una virtud que se adquiere con el paso de los años y las experiencias; y en cualquier caso, no existe una fórmula que permita determinar en qué momento le llegará a cada futbolista. Algunos se comportan como veteranos desde los veintipocos, a otros la carrera se les hace corta para encontrar esa manera de saber estar sobre un terreno de juego. El desafío que afronta Federico Santiago Valverde Dipetta (Montevideo, Uruguay, 22/7/1998) es demostrar que a los 19 años también se puede tener ese temple. Y no en un escenario cualquiera: en un equipo, el Dépor, que peleará por la permanencia en la Primera División española.
Si el joven ‘Pájaro’ está preparado para desplegar jerarquía a semejante altura es la principal duda que asalta a la afición en A Coruña. Quienes le vieron derribar puerta tras puerta en las categorías inferiores de Peñarol no comparten esa inquietud. «Creo que en poco tiempo será el mediocentro de la selección absoluta de Uruguay», pronostica Alfredo Arias, técnico uruguayo que actualmente disputa la Copa Libertadores dirigiendo al Emelec ecuatoriano. «Se le ve muy profesional. El fútbol de hoy necesita jugadores inteligentes y más en España. Fede lo es y continúa aprendiendo«, abunda el preparador, que en su época de delantero goleó para los grandes de su país y llegó a militar en el Real Jaén a finales de la década de los 70.
Valverde se abrió paso en la medular de Peñarol antes de alcanzar la mayoría de edad, fue segundo máximo artillero en un Sudamericano sub17 y viene de hacerse con el Balón de Plata en el Mundial sub20. Pero al mismo tiempo, su experiencia en Europa se limita a una campaña en Segunda B, en las filas del Real Madrid Castilla. «Por las características de la categoría y los equipos, la Primera va a permitirle mostrarse más que la tercera categoría española», estima Arias, que considera al centrocampista «uno de los mejores jugadores que ha surgido en Uruguay en los últimos años para ese sector de la cancha». Si bien advierte que «no existen dos futbolistas iguales», admite que el juego de su compatriota le recuerda al de Toni Kroos.
Un uruguayo con fútbol alemán en las botas. «Es fino, dinámico, hace buenos desplazamientos. También dispara muy bien desde lejos. Está bien dotado técnicamente y es muy seguro en la posesión», retrata el entrenador, convencido de que Federico es inteligente «dentro y fuera del terreno de juego». Su reconversión en tiempo récord parece reforzar esa tesis: en su país natal actuaba en posiciones más adelantadas, pero aterrizó en Valdebebas sabiendo que tenía que fijar su mirada en los dueños de la sala de máquinas merengue, Luka Modrić o el propio Toni Kroos, consciente de que su futuro europeo estaba en esa demarcación.
De todas esas luces privilegiadas necesitará para exprimir su temporada a préstamo en el Deportivo, lo máximo que ha permitido un Real Madrid igualmente seguro de las condiciones de su perla. Adelantándose a varios competidores ingleses e incluso al FC Barcelona, los blancos desembolsaron 5 millones de euros en 2015 para asegurarse su incorporación tan pronto cumpliese los 18. La oportunidad en la elite le ha llegado apenas un año más tarde. El ‘Pájaro’ vuela alto y deprisa, pero no conoce otro modo de hacerlo. Destacó desde crío en Peñarol, conquistó a cada uno de los técnicos que lo tuvieron a sus órdenes en el club y a aquellos que lo reclutaron para las selecciones juveniles. Ahora espera responder a las expectativas de Riazor.