Fernando Martínez ‘Nando’, mítico lateral izquierdo del SuperDépor, concedió una extensa entrevista al medio valenciano Plaza Radio. En más de una hora de conversación, el jugador dedicó una gran parte del tiempo a repasar su paso por el Deportivo. Bebeto, Fran, Lendoiro o Arsenio fueron algunos de los nombres que fueron saliendo a la palestra. Y, naturalmente, también lo hicieron dos encuentros protagonizados por Dépor y Valencia: el del penalti de Djukic y la final de Copa del 95.
Desde que la palabra ‘Deportivo’ se puso sobre la mesa, Nando empezó a revelar detalles interesantes de su llegada y estancia en A Coruña. En primer lugar, desmintiendo un falso mito que afirma que aterrizó libre en el equipo. «Pagan 90 millones por mí», asegura el jugador. Una vez en la ciudad, reconoce tener «mucho desconocimiento de lo que era el club, que había subido después de ventitantos años en Segunda y la temporada anterior había jugado la promoción de descenso».
Por estos motivos, el lateral admite que comenzó «con un poquito de incertidumbre». «Me voy pero miraba que mi proyección no se paralizara y pudiera tener la oportunidad de seguir haciendo lo que me gustaba, que era jugar. Aquí en el Valencia, Guus Hiddink me dice que está muy contento conmigo pero no que no soy un jugador imprescindible. Tendría mis oportunidades pero le comenté que tenía una propuesta más importante y me dijo claro que él me ayudaría para que pudiera salir. En A Coruña, tanto la junta como el entrenador me querían para un proyecto muy ambicioso«.
Nando y los nombres propios del SuperDépor
Nada más unirse a las filas herculinas, Nando recuerda encontrarse con «jugadores tan importantes como Bebeto, Mauro Silva, Aldana…». «Me meto en un club desconocido en el ámbito nacional pero que humildemente y con jugadores que venía de equipos importantes y otros como Djukic, Ribera o Liaño se forma un equipo muy humano«. En sus primeros tres años, Nando se convirtió en una pieza fundamental del once blanquiazul. «Un jugador de los que siempre sale en todas en las alineaciones», señala él mismo. Así, esa continuidad le da la oportunidad de asociarse con «jugadores importantes como Fran, Mauro Silva, Bebeto, Claudio, López Rekarte, luego llega Voro…». De hecho, el propio lateral tuvo su papel en la llegada de Voro, excompañero suyo en el Valencia. «El míster me dijo que estaba planteándose la incorporación de Voro y yo, que le había tenido cinco años de compañero, le dije que daba la cara por él si lo fichaban», rememora.
En el segundo año de Nando como blanquiazul, además de Voro llegaron compañeros como Donato, Manjarín o Alfredo, que «fueron haciendo que el equipo fuese más sólido y más fuerte». «He tenido la suerte de jugar con futbolistas muy importantes como Rivaldo, Djalminha o Flavio. Puedo enumerar muchos pero para mí el SuperDépor es el del 92 al 94«.
Pero si un jugador quiso destacar Nando fue el capitán de aquel equipo, Francisco Javier González ‘Fran’. «Si hubiera tenido un temperamento mayor o se lo hubiera creído más… En esa época, como Fran había pocos, por no decir poquísimos. Pero le perdía su timidez y su forma de actuar en el campo».

Además de los nombres propios con los que coincidió sobre el césped, Nando también tuvo tiempo para recordar a una figura histórica en el Deportivo, la de su entrenador Arsenio Iglesias. «Lo voy a nombrar más como padre. No lo voy a valorar como entrenador, porque cada uno tiene una forma de verlo. De todos los entrenadores que tengo siempre guardo lo mejor. Y cuando un técnico te quiere, firmas en un club y te sientes importante. Para mí fue una oportunidad muy grande la que me dio y creo que no le defraudé. Fue como un padre, porque irme de Valencia me costó, me tuve incluso que llevar a mi madre».
El transcurso de la entrevista fue del terreno de juego al banquillo y, de ahí, directa al palco. «Lendoiro se había fogueado desde abajo. Había sido presidente del Ural y cuando llega arriba se junta con amigos de confianza. Siempre ha sido muy suyo y quería llevar el mando«, explica Nando, que reconoce que no estuvo presente en el momento clave de la elaboración de su contrato. «Cuando firmé, cenamos los tres y luego él se quedó a solas negociando con mi representante», comenta.
Los momentos clave de Nando en el Deportivo
De manera inevitable, y más si cabe al estar en un medio valenciano, hay dos partidos ineludibles vividos por Nando como jugador blanquiazul. El primero de ellos, el del fatídico penalti de Djukic, cometido sobre el propio futbolista valenciano. Así recuerda ese instante el zaguero. «El penalti no lo vi. Me quedé en el medio campo, al lado del míster. Y cuando veo que tira su medalla, supe que habíamos fallado. El penalti lo vi al día siguiente en la tele. No miré, bastante hice con forzarlo». Sobre la rueda de prensa de Arsenio tras el duelo y las sensaciones del vestuario, el jugador simplemente señala que «hace más de 25 años y todavía se me ponen los vellos de punta al hablar de esto». La decepción, evidentemente, fue muy grande, pero también lo fue el apoyo recibido y la reacción del equipo. «Hubiera sido muy bonito y más para un entrenador como Arsenio, con todo lo que hice por el Deportivo. La afición, en los buenos y malos momentos, estuvo con nosotros toda la temporada. La gente estaba derrotada, llorando, familias, papás, niños… Pero lo más importante es que nos supimos reponer y al año que viene dimos la cara en la Liga y ganamos la Copa».
Tras ver cómo se escapaba esta liga, la afición del Dépor comenzó a desarrollar una animadversión hacia el Valencia que para Nando supone un espinita clavada. Además, a su entender, esta reacción no está del todo justificada. «La desilusión vino pero no podemos achacar que perdimos la liga en ese partido. Siempre lo digo, porque me molesta mucho que a raíz de ese partido el Valencia sea non grato en A Coruña. Se decía el ‘valencianos hijos de puta’ y yo digo que no perdimos la liga en ese partido. Tuvimos tres partidos que empatamos y no deberíamos haberlo hecho, contra Lleida, Rayo y Valladolid. Lo que más me molestó fueron las habladurías sobre el Valencia. A lo mejor es porque yo soy valenciano, pero me molestó el comportamiento de algunos aficionados. El Dépor en Valencia caía simpático. En Valencia y en toda España. Esos dos o tres años movimos una masa de aficionados muy grande a todos los campos. La gente tenía un equipo y luego era del Dépor. Nuestros primeros años marcaron lo que luego logró el Deportivo».

Un año después, Deportivo y Valencia se volvían a ver las caras, en esta ocasión en una final de Copa que se tuvo que suspender por la lluvia cuando mejor estaba el equipo ché. «Si no se suspende el partido, se nos comen. Pero también digo que antes, si el árbitro hubiera estado más acertado, nos tendríamos que haber puesto 2-0 mucho antes«, comenta Nando. «Antes que nosotros se jugó la final juvenil y yo recuerdo mirar al cielo y decir ‘nos va a caer’… Lo que me imaginaba eran las bolas que nos cayeron. Yo jugaba en la izquierda, la parte más alejada del vestuario, y cuando llego me encuentro con que ya no podemos pasar el foso porque el agua nos llega por la cintura. Lo pienso ahora e hicimos una barbaridad, porque ahí había cables y había de todo. No nos pegamos un calambrazo porque Dios no quiso. Y después de media hora con un frío enorme el árbitro quería reanudar el partido, porque se retiraba con ese partido y quería acabar cuanto antes».
En la reanudación definitiva, la prórroga estaba en el horizonte, pero Alfredo Santaelena tenía otros planes. «Es muy difícil capacitarte para hacer una pausa y mentalizarte para hacer una concentración y un calentamiento para esos 11 minutos iniciales. Podrían ser 30 más, pero sales sobre todo para no encajar. Tuvimos la fortuna en esa jugada que recordaré siempre. La jugada sale centrada desde el centro del campo, sale por mi parte izquierda, yo se la doy a Manjarín, él hace el centro. Ahí estaba Alfredo Santaelena, que había sustituido a Aldana y este había dicho que iba a marcar el gol de la victoria. Y lo marcó».