Os invitamos a repasar con nosotros en este reportaje lo que ha dado de sí la temporada. Una campaña que, esperemos, sea recordada como la primera de muchas consecutivas del Dépor en la máxima categoría.
Fueron ocho minutos mágicos en el Camp Nou. Desde que Lucas Pérez cogió en el área rival el rechace de Mathieu hasta que Salomão cazó ese balón muerto tras la falta de Medunjanin pasaron menos de 500 segundos. Ni el más optimista lo habría imaginado. De un Dépor con pie y medio en Segunda a lograr una salvación épica.
«Mouchos, coruxas, sapos e bruxas. Demos, trasgos e diaños, espritos das nevoadas veigas». Seguro que fueron muchos los deportivistas que se encomendaron a las meigas y pronunciaron el conjuro de la queimada durante los días previos a ese partido. Como hicieron contra el Valencia, como hicieron contra la Real Sociedad. Aunque esta vez las meigas sí les fueron bondadosas.
Los ocho minutos mágicos del Camp Nou endulzan una temporada insulsa en lo futbolístico y dolorosa en lo anímico para la afición blanquiazul, pero conviene hacer autocrítica para no caer en los mismos fallos. Víctor Fernández salió tarde y por la puerta de atrás, y su tocayo Sánchez del Amo se encomendó a un milagro que finalmente llegó. El nivel de los rivales por eludir el descenso ayudó sobremanera a conseguir los objetivos.
De esta forma, os invitamos a repasar con nosotros lo que ha dado de sí esta temporada. Una campaña que, esperemos, sea recordada como la primera de muchas consecutivas del Dépor en la máxima categoría.